Juan Manuel Robledo
Como muchos estados de la República Mexicana, Aguascalientes, su gobierno y su sociedad en general hacen esfuerzos para destacar en el concierto nacional.
En sexenios pasados, el territorio hidrocálido era laboratorio de las políticas federales; aquí se probaban ideas, estrategias y programas de gobierno; se publicitaban los casos exitosos y eso nos hacía ver como un estado pionero.
Esa dinámica se trastocó con la alternancia en el gobierno federal; y el orgullo hidrocálido lo ha resentido; no somos tan modernos, tan punta de lanza como nos acostumbraron a decir.
Desde dentro la sociedad hidrocálida es profundamente obediente a la herencia compartida con Los Altos, el Bajío y el sur de Zacatecas: el catolicismo con su ortodoxia mas refinada.
Mochos, persinados, hipócritas, candiles de la calle y oscuridad de la casa; misóginos, heteropatriarcales, envidiosos; estos rasgos de su personalidad quizá no son culpa de los hidrocálidos pero sí de las circunstancias geográficas, religiosas, históricas. Pero también es cierto que poco han hecho por sacudirse ese pesado fardo negativo.
El aborto, la homosexualidad, la pluralidad política, las sectas religiosas, el derecho a decidir sobre el cuerpo propio o a ser diferentes son temas que les provocan asquito.
Ya es tiempo para aspirar, a hacer nuestra parte para ser la sociedad que utópicamente dice el escudo oficial: una sociedad de gente buena.
Juan Manuel Robledo es director de Info Aguascalientes / infoags y politólogo de café.
