Juan Manuel Robledo
“De uno por uno, de dos en dos,
querrán tapar mi boca y quitarme la voz…”
Armando Palomas
Con la violencia del mayoriteo, Morena y sus aliados aprobaron en el Poder Legislativo la desaparición de varios organísmos autónomos; el principal quizá, el instituto que en los años recientes ha garantizado a los mexicanos el acceso a la información de las diversas áreas del gobierno en sus tres niveles.
Aunque los adeptos de la secta morenista se rasgan las vestiduras cuando se les señalan sus excesos, sus abusos, su dictadura institucionalizada, lo cierto es que el movimiento autodenominado Cuarta Transformación avanza en reversa, y solo se detiene en las estaciones del pasado que le sirven para incorporar prácticas de gobierno y políticas públicas que encubran sus actos de corrupción y saqueo del erario.
La dictadura pristoide, que se conformó a lo largo de más de 70 años de abuso y manipulación, institucionalizó modos de gobierno indignos pero aceptados por la mayoría; y apenas cuestionados por una incipiente oposición.
El PRI siempre se negó a la auditoría, a la transparencia, a la contraloría ciudadana, a la democracia, al voto libre. La dictadura priista fue amable y condescendiente, con discursos que exaltaban los logros de la mano casi divina de sus funcionarios. Y por la espalda fue traidora, asesina, cruel y multiplicadora del horror que produce tener al Ejército y la Policía dispuesta a saltarse las trancas de la Ley.
Las grietas que terminaron por convertirse en grandes boquetes, y a la postre propiciaron que el PRI perdiera la Presidencia de la República, se originaron en la presión ciudadana, en las denuncias ante organismos internacionales y en el periodismo de investigación que desnudó la realidad de los gobiernos del PRI.
Así se le arrebataron al dominio priista la organización de las elecciones y su calificación; y así se comenzó a organizar el acceso a la información sobre los manejos del erario. La noche oscura del priismo cedió a la luz de la participación ciudadana, de la contraloría social.
El ataúd que los ciudadanos pasearon como símbolo de la derrota del PRi, momento publicado en una portada de la revista Proceso, ha sido recuperado por Morena. Como un zombie maldito, el priismo vuelve a recorrer el país; no fue sepultado, estaba viviendo su transformación a la vista de todos; el zombie priista se llama Morena; y desde el poder presidencial recuperado está destruyendo todas las instituciones que le empujaron al norde de la tumba.
México está viajando hacia el pasado, en reversa, de nalgas, hundiéndose en el abismo oscuro de un país sin democracia, sin transparencia, sin voto libre. Un país que los ciudadanos cambiamos con debates, marchas, protestas y vidas; y que Morena y la Cuarta Transformación están reponiendo con el saqueo al erario y abusando de la confianza ciudadana que el lobo con piel de oveja ha recuperado.
Juan Manuel Robledo es director de Info Aguascalientes / infoags y politólogo de café.